EL ZAPATO DE GOLF

Cada deporte precisa ropa especial para garantizar la máxima efectividad durante su práctica. Aunque durante la primera época del tenis, la esgrima, el críquet o el golf el calzado de trabajo era considerado suficiente, todas estas disciplinas no tardaron en experimentar un cambio.

El modelo básico del zapato de golf es el Blucher full-brogue. Teniendo en cuenta las circunstancias de este deporte -el golf se juega al aire libre y mayoritariamente sobre pasto-, los zapateros confeccionaban la empella y las cañetas del zapato de golf con piel resistente e impermeable, preferentemente scotchgrain de tonalidades oscuras. La zona intermedia de la empella es de piel más suave, normalmente de color blanco.

En lo que refiere a la forma, la estructura, el corte y la confección, el zapato de golf se asemeja al Budapest blanco y negro, aunque presenta importantes diferencias: por una parte, la gran lengüeta perforada y con flequillos, que tras abrochar el zapato se sitúa sobre la empella para proteger los cordones de la humedad; por otra, los clavos fijados en la suela y el tacón (cuatro en el tacón y de cinco a siete en la suela) para que el jugador tenga mejor estabilidad sobre el pasto. En general, un zapato de golf dispone de dos tipos de clavos que pueden intercambiarse fácilmente: unos para terrenos blandos y otros para terrenos más duros.

En la mayoría de los casos, los zapatos de golf se hacen a medida. El jugador de golf profesional cuenta con dos pares: uno para los entrenamientos y el otro, más sofisticado, para la competición.

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